¡Por fin!
Ayer recibí al fin el cargador de mi ordenador. Vuelvo a tener mis ñ, mis ´, incluso las nada valoradas ü sin necesidad de andar combinando Alt y numeritos... Qué felicidad. Así que ya no tengo excusa para no escribir por aquí.
Y bueno, ha pasado un tiempito desde que escribí por última vez, excepción hecha de la carta de rechazo que tanto me gustó y no pude evitar compartir. Desde entonces la vida ha seguido tranquilita. He conocido en este tiempo a varios personajes la mar de pintorescos, entre ellos un tal Horace Lim, que asegura va a ser el Bill Gates del siglo XXI. He ido a un partido de fútbol australiano, deporte, digámoslo de un modo suave, salvaje. Mi desembarco en el mundo gastronómico australiano es inminente y puede que en breve me convierta en árbitro de fútbol. He iniciado mi carrera como contrabandista. Por si fuera poco estoy en pleno proceso de reordenamiento mental, ahora toca decidir hacia dónde, cómo y cuándo me voy. Pero todo eso son menudencias, amiguetes...
Porque lo más importante, sin duda, es que he ligado. Sí, y con una australiana. Sí sí. Y delante de Paula. ¿Soy o no soy un campeón? La cosa fue así. Esperando un tranvía en Fitzroy, enfrente de la farmacia Giliberto, que así se llama, estaba yo de animada charla con Paula. En esto que siento como un pinchazo en el culo. Me doy la vuelta y allí está una señora dándose un homenaje con mi trasero. Y sin mediar palabra, se marcha. Ante mi ataque de risa incontrolable (unido al de Paula, obviamente) la mujer se da la vuelta y pone cara de "a ver, tenía ganicas", y continúa su camino para desaparecer de mi vida para siempre. Qué intenso y corto romance. Lástima que ella tuviese como 70 años. Lástima que no esté seguro de que fuese australiana, ni siquiera de que fuese australiano. Lástima que nunca vaya a saber si en realidad me quería robar la cartera... Ay, así es el amor.
En fin gente, que si no me ocurre nada curioso en el futuro cercano, y tiene pinta de que me va a ocurrir de todo, ya iré hablando de todo eso que me ha ido pasando estos días. El caso es que algo iré contando. Ya estoy de vuelta en mi rincón.
¡Un abrazo gente!
¡Nos leemos!
Ayer recibí al fin el cargador de mi ordenador. Vuelvo a tener mis ñ, mis ´, incluso las nada valoradas ü sin necesidad de andar combinando Alt y numeritos... Qué felicidad. Así que ya no tengo excusa para no escribir por aquí.
Y bueno, ha pasado un tiempito desde que escribí por última vez, excepción hecha de la carta de rechazo que tanto me gustó y no pude evitar compartir. Desde entonces la vida ha seguido tranquilita. He conocido en este tiempo a varios personajes la mar de pintorescos, entre ellos un tal Horace Lim, que asegura va a ser el Bill Gates del siglo XXI. He ido a un partido de fútbol australiano, deporte, digámoslo de un modo suave, salvaje. Mi desembarco en el mundo gastronómico australiano es inminente y puede que en breve me convierta en árbitro de fútbol. He iniciado mi carrera como contrabandista. Por si fuera poco estoy en pleno proceso de reordenamiento mental, ahora toca decidir hacia dónde, cómo y cuándo me voy. Pero todo eso son menudencias, amiguetes...
Porque lo más importante, sin duda, es que he ligado. Sí, y con una australiana. Sí sí. Y delante de Paula. ¿Soy o no soy un campeón? La cosa fue así. Esperando un tranvía en Fitzroy, enfrente de la farmacia Giliberto, que así se llama, estaba yo de animada charla con Paula. En esto que siento como un pinchazo en el culo. Me doy la vuelta y allí está una señora dándose un homenaje con mi trasero. Y sin mediar palabra, se marcha. Ante mi ataque de risa incontrolable (unido al de Paula, obviamente) la mujer se da la vuelta y pone cara de "a ver, tenía ganicas", y continúa su camino para desaparecer de mi vida para siempre. Qué intenso y corto romance. Lástima que ella tuviese como 70 años. Lástima que no esté seguro de que fuese australiana, ni siquiera de que fuese australiano. Lástima que nunca vaya a saber si en realidad me quería robar la cartera... Ay, así es el amor.
En fin gente, que si no me ocurre nada curioso en el futuro cercano, y tiene pinta de que me va a ocurrir de todo, ya iré hablando de todo eso que me ha ido pasando estos días. El caso es que algo iré contando. Ya estoy de vuelta en mi rincón.
¡Un abrazo gente!
¡Nos leemos!
Jajajajajaja... ¡octogenarias al poder, sí señor! Seguro que se había enterado de lo del contrabando y eso le ha dado morbo. Bueno, eso, o una mezcla de ansiolíticos y barbitúricos con una más que probable exposición al alcohol de 96º, que todo podría ser (aunque Dios me libre de desmerecer al trasero de usted, mi buen doctor).
ResponderEliminarUn abrazo y a cuidarse,
Nacho.
P.d: He oído que el inserso tiene planteados varios viajes a las Australias. Andáte con ojo, pibe.
¡Alegría pal cuerpo, claro que sí! Ya lo decía El Fary:
ResponderEliminar"Que ya he cumplido los sesentau, sesentau, sesentau,
y parece que tengo treintau, porque estoy enamoraooo..."
Keep on, man.