miércoles, 18 de agosto de 2010

¡¡¡Ñ´!!!

¡Por fin!

Ayer recibí al fin el cargador de mi ordenador. Vuelvo a tener mis ñ, mis ´, incluso las nada valoradas ü sin necesidad de andar combinando Alt y numeritos... Qué felicidad. Así que ya no tengo excusa para no escribir por aquí.

Y bueno, ha pasado un tiempito desde que escribí por última vez, excepción hecha de la carta de rechazo que tanto me gustó y no pude evitar compartir. Desde entonces la vida ha seguido tranquilita. He conocido en este tiempo a varios personajes la mar de pintorescos, entre ellos un tal Horace Lim, que asegura va a ser el Bill Gates del siglo XXI. He ido a un partido de fútbol australiano, deporte, digámoslo de un modo suave, salvaje. Mi desembarco en el mundo gastronómico australiano es inminente y puede que en breve me convierta en árbitro de fútbol. He iniciado mi carrera como contrabandista. Por si fuera poco estoy en pleno proceso de reordenamiento mental, ahora toca decidir hacia dónde, cómo y cuándo me voy. Pero todo eso son menudencias, amiguetes...

Porque lo más importante, sin duda, es que he ligado. Sí, y con una australiana. Sí sí. Y delante de Paula. ¿Soy o no soy un campeón? La cosa fue así. Esperando un tranvía en Fitzroy, enfrente de la farmacia Giliberto, que así se llama, estaba yo de animada charla con Paula. En esto que siento como un pinchazo en el culo. Me doy la vuelta y allí está una señora dándose un homenaje con mi trasero. Y sin mediar palabra, se marcha. Ante mi ataque de risa incontrolable (unido al de Paula, obviamente) la mujer se da la vuelta y pone cara de "a ver, tenía ganicas", y continúa su camino para desaparecer de mi vida para siempre. Qué intenso y corto romance. Lástima que ella tuviese como 70 años. Lástima que no esté seguro de que fuese australiana, ni siquiera de que fuese australiano. Lástima que nunca vaya a saber si en realidad me quería robar la cartera... Ay, así es el amor.

En fin gente, que si no me ocurre nada curioso en el futuro cercano, y tiene pinta de que me va a ocurrir de todo, ya iré hablando de todo eso que me ha ido pasando estos días. El caso es que algo iré contando. Ya estoy de vuelta en mi rincón.

¡Un abrazo gente!

¡Nos leemos!

Rechazado por la Ciencia

Estimado Mr López-Noriega

(Cómo Mr???, que me costó seis años cambiar la M por una D. Será Dr López-Noriega... Mal empezamos)

Re.0023911

(Habría preferido un "buenas tardes", pero Re.0023911 no deja de ser una forma original de saludar.)


Gracias por su solicitud y entrevista para la plaza MATERIALS SCIENTIST (ENCAPSULATION AND BIOCOMPATIBILITY) - BIONIC EYE PROJECT con la Universidad de Melbourne.


(De nada hombre.)


Después de una completa consideración, siento informarle que no ha sido seleccionado para esta plaza. El calibre de los solicitantes era alto y la decisión sobre la selección fue difícil.


(Hombre, siempre es un consuelo que no hayan escogido a un mandril para el puesto que yo quería... Además, sí que debe haber sido difícil la decisión, se han tirao un mes. Siento el mal rato que deben haber pasado, de corazón.)


Aprecio su interés en la plaza pero desafortunadamente no puedo responderle de un modo más positivo.


(Mira, ahora me siento mucho mejor. Yo aprecio que me aprecien. Lo que no acabo de entender es cómo sería una respuesta más positiva... Casi? A punto macho? Sí pero no? A veces?)


Deseo que le vaya bien en su futuro empleo.

(Y yo deseo que le vaya bien con su futuro empleado.)


Saludos cordiales


(A los pies de su señora)


Ciencia


(Dios! Ciencia! Ni más ni menos. La Ciencia firma este mail que recibí ayer... Ahora sí que la cosa se pone chunga... La Ciencia me rechaza. Qué bajona tú... Ni diseccionar gusanos, ni plantar guisantes, ni escuchar la COPE... nada de ciencia. En fin, tendremos que dedicarnos a otra cosa.)



P.D.: Si alguien por ahí tiene un currillo, pues se agradece


P.P.D.: Si alguien por ahí tiene algo suelto que le sobre, se agradece también.




sábado, 14 de agosto de 2010

Dificultades técnicas

Hola!!!
Una entrada cortita para justificar mi ausencia estos dias. El cargador de mi DELL ha muerto (de nuevo, es el cuarto) asi que no tengo un teclado con sus enies y sus tildes y sus cositas para escribir como Dios manda. En cuanto me haga con un cargador nuevo volvere por aqui a contar mis chaladurias.
Un abrazo o un beso o un besabrazo a todos!

P.D.: No compreis DELL, jamas nunca

domingo, 8 de agosto de 2010

Amor, Madre y Valor

Como cualquier otra gran ciudad, Melbourne tiene un montón de gente en sus aceras tocando los más insólitos instrumentos, cantando o vendiendo cualquier cosa. En la esquina de las calles Swanston y Bourke siempre está el Señor Liu.
El Señor Liu se sienta detrás de su mesa de jardín en la que tiene expuestas sus obras. Porque es un artista, talla en hojas de palmera. Hace figuritas, de todos los tamaños, algunas de ellas sorprendentemente pequeñas y bien detalladas.

El lugar en el que se ubica el Señor Liu es especialmente transitado, allí se unen dos de las calles principales de la ciudad, en pleno centro comercial y financiero, ruta obligada para ir a cualquiera de la estaciones de metro de la zona. Pero el Señor Liu no se inmuta. Cada una de las veces que he pasado por allí, él está concentrado, trabajando su madera, sentado en su silla, aislado del lío que se monta a su alrededor.
Me gusta el señor Liu. Me transmite paz.
El pasado viernes subía por Swanston camino de la biblioteca, y comencé a escuchar a lo lejos cierto alboroto. Una voz femenina que gritaba, murmullo de gente quejándose... algo totalmente inusual en esta ciudad plana. Al llegar a la esquina con Bourke vi que el alboroto era debido a una "manifestación" para acabar con el bloqueo de Gaza, justo enfrente de la mesa del Señor Liu. Esta manifestación consistía una pancarta rota, una mujer exaltadísima de voz estridente con un megáfono (sostenido por otro personaje) y 5 tipos dando vueltas alrededor con carteles de cartón en los que ponía "refugees are welcome" (se ve que Australia se está quedando sin mano de obra barata). Todo ello provocaba la acumulación gente y consecuencia de ello, un considerable ruido. Aquello era bastante insoportable sin que a uno le entrasen muchas muchas ganas de matar. Pero allí estaba el Señor Liu, sentado, tranquilo y trabajando.

Yo continué mi infructuoso camino en busca del wifi gratuito, ya que la biblioteca estaba cerrando cuando llegué. Desandando mis pasos volví a la manifestación y de manera totalmente inusual vi al señor Liu riendo con alguien, un cliente o un amigo, de pie, al lado de su mesa. Así que aproveché para leer un cartel que habitualmente tiene al lado (hasta entonces no me había atrevido, me parecía violar su intimidad hacerlo en su presencia). En este cartel explica su historia, lo que hace, sus habilidades, cómo llegó allí... y acaba ofreciéndose para escribir con caligrafía china palabras que puedan ser especiales para ti "por ejemplo Amor, Madre y Valor".

Lo dicho, me gusta el Señor Liu.

jueves, 5 de agosto de 2010

Cizur-Santiago-Melbourne

Cizur Menor es un pueblo diminuto que se encuentra a unos 3 kilómetros de Pamplona. Hoy, 5 de agosto de 2010, hace un año que llegué allí, en mi segunda etapa del Camino de Santiago. Recuerdo que para entrar en Cizur Menor hay que subir una cuesta que se hace infinita con el sol encima, en esos ratos en los que la mochila pesa mucho más. Recuerdo también que maldecía a la creación porque estaba estrenando la primera de mis innumerables ampollas del Camino. Recuerdo que estaban desinsectando el albergue cuando llegamos, y que me tumbé en el suelo, agotado, hasta que abrieran para poder darme una ducha. Recuerdo las bromas de un hospitalario excepcional, de nombre Flavio, italiano, muy italiano. Recuerdo que mi cama era la parte de abajo de una litera y que dormía debajo de Anna, una chica de Solsona con la que aún mantengo la amistad. Recuerdo que no quise ir a la piscina del pueblo porque esperaba que se me secaran las ampollas (iluso). Recuerdo que hicimos una cena fantástica en la iglesia que está al lado del albergue, juntamos unas mesas, compramos comida entre todos y entre todos la cocinamos. Recuerdo que cayó una tormenta salvaje, que dejó un atardecer limpio y precioso. Recuerdo que en Cizur Menor vi por primera vez dos arco iris a la vez. Recuerdo que allí conocí a Roberto, una persona extraña pero entrañable, contable, bailarín de danzas africanas y practicante de Reikki. Recuerdo que esperando para cenar cantábamos sol solet, dirigidos por un personaje con nariz de payaso que era medio argentino medio canario. Recuerdo lo perdido que me encontraba por entonces y lo bien que me hacía sentir la compañía de un montón de desconocidos. Recuerdo muy bien ese día, recuerdo casi todos los detalles. Lo recuerdo casi todo. Y sin embargo, no recuerdo que allí estaba ella. Puedo describir a cada una de las personas que encontré en aquel albergue, todo lo que se conversó, pero a mi mente no viene su imagen.

Hace un tiempito cayó en mis (sus) manos una foto del albergue de Cizur Menor del día 5 de agosto de 2009. Allí está Adolfo, allí está Paula, separados por apenas un par de metros. Y todavía no eran ni Paula ni Adolfo. Está visto que el destino no tenía previsto que apareciéramos en la función todavía.

Una semana después nos cruzamos, de una manera bastante desafortunada por cierto, en una de esas jornadas interminables y empezamos a existir para el otro. Días más tarde caminábamos solos. El día 26 llegamos juntos a Santiago. Hoy, Paula ha caído que el día que llegué a Melbourne para estar con Ella, el 25 de Julio, fue Santiago Apóstol. Casualidad, puede. Cosas del destino, quizás.

Hace un año estaba en Cizur Menor, y estaba ella; hoy estoy en Melbourne, con Ella. Seguimos caminando juntos.

martes, 3 de agosto de 2010

Tengo el móvil encendido

Ya sé cómo se siente Belén Esteban. Una mujer normal, de la calle, de hacer sus gachas en batín, con sus cositas como todo el mundo... un buen día, sin previo aviso: ¡LA FAMA! Y ese día te cambia la existencia para siempre. Y te puede pasar en cualquier momento. Como me ocurrió a mí. Estás ahí tan cómodo sentado en una plaza viendo pasar la vida cuando de repente atraes la atención de una periodista de prestigio. De un periódico de tirada nacional. Sí, amigos. Y la cosa comienza como si nada y cuando te quieres dar cuenta te están haciendo unas fotos, están grabando tus palabras... Por suerte aproveché la oportunidad y dejé que mi discurso surgiera del corazón: "Mi chaqueta negra, es ligera y calentita. Me mantiene caliente, es buena." Estas palabras, amigos, me han llevado al estrellato. Por ahora me dedican un artículo en la página 23 (ojo, impar, de las caras)... me han rodeado de dos mozas por esas cosas que tiene el márketing. El caso es que si todo sigue como es debido pronto estaré en las portadas.




Porque la cosa no acaba ahí. También he atraido la atención del mundo del cine. Sí, amigos. Una cosa lleva a la otra, es un proceso imparable. Me han proporcionado los medios para que realice mi primer corto. He querido hacer una cosa conceptual, pero que sea accesible a todos los públicos. Se llama "El Mono Molinete", y habla de la lucha de los desplazados zíngaros en el régimen de Ceaucescu. Podéis verlo haciendo click aquí.


En fin, que uno quiere pasar desapercibido pero no puede. Hoy me dispongo a vivir mi primer día de fama universal. Espero no tener muchos problemas. Yo tengo el móvil encendido, para que me pueda llamar Stevie... Spielberg digo... a él le gusta que le llamemos así, así somos los famosos. Bueno, o que me llamen del curro, que todavía estoy esperando... :(

lunes, 2 de agosto de 2010

Melbourne huele a frito

"Una de las cosas que me llamaron la atención de Australia fue la limpieza de su aire". Estas palabras me las dijo mi padre en una de las múltiples conversaciones que tuvimos antes de que me viniera para estas tierras de Dios. Como yo soy un buen hijo y tengo en muy alta estima las opiniones de mi sabio padre, nada más salir del aeropuerto inspiré profundamente para saborear el aire australiano... y mis pulmones se llenaron de olor a refrito. Melbourne huele a frito. Y no es de extrañar, esta ciudad tiene una increíble cantidad de restaurantes de comida rápida. Das dos pasos y te encuentras un restaurante. Y siempre siempre están llenos. Cocinas de todos los lados, todos con sus fritos correspondientes: china, vietnamita, griega, indonesia, japonesa, yankee, india, portuguesa... y chocolaterías San Churro. Porque por alguna razón esta gente tiene devoción especial por los churros. Ya digo que cualquier cosa que esté frita, se come en Melbourne.



Y dice el refrán (¿es un refrán?) que de lo que se come se cría. Eso explica cómo está esta gente. "Reconocerás al típico australiano porque es un matao". Esta frase no es de mi padre, es de Andrés, el dueño de la casa en la que vivo. Este hombre merecerá varias entradas en este blog, seguro. Más que mataos, los australianos están fritos, y más que fritos, tostaos. Esta gente esta tostada. Por Dios qué gente más apagada. Dicen que Melbourne es lo más vivo que hay en este país. Mmmmmm.... no quiero imaginarme otras cosas. Esta gente no tiene sangre. Puede ser debido a que todo está prohibido. Porque todo está prohibido en Melbourne. Para todo existe su correspondiente multa. Y se encargan de recordártelo continuamente. Todo está lleno de carteles de prohibido. Cruzar con semáforo en rojo, multa. Tirar colilla, multa. Utilizar lenguaje indecente en el tren, multa. Perros sueltos, multa. Perros atados, multa. Respirar muy fuerte, multa. Pensar demasiado, multa. Reír demasiado, multa. Estar triste, multa. Poner multa, multa.


Por eso hay cosas que no dejan de sorprenderme. Como madrileño sé que esos dibujitos de señores que cambian de colorines en los semáforos son meramente decorativos y que cuando uno tiene prisa, cruza. Ya se encargará el coche correspondiente de no llevarle a uno por delante para no tener que dar parte al seguro. Pero esta gente no. En las calles más minúsculas, visibilidad de 150 kms, se ve que no se acerca un coche, que no viene ni Dios. Todos parados porque el semáforo está en rojo. Dan ganas de lanzarles a la carretera: "mira, ¡no te mueres ni nada!". ¡MULTA! O ir en un tren que está lleno y no se escuche una voz... Hasta he llegado a echar de menos al pimpín/a de turno con su móvil a modo altavoz con reggaeton (o como se escriba) a todo trapo que ameniza la vida a los demás (y genera unas poquitas ganas de matar, también). Eso por lo menos da vidilla. Gente apagada ésta. En fin, supongo que esto es la civilización. Una isla de expresidiarios y piratas enseñando civilización... normal que después se desquiten con el deporte ése de bárbaros que es el fútbol australiano. Pero eso ya es otra historia que se me está yendo la perola...

El caso es que Melbourne hay como un ambiente a aceitorro reusado. Será cuestión de acostumbrarse. Supongo yo que en Perth, ciudad que está en medio del desierto, donde mi padre paladeó aire puro, no habrá tanto restaurante, ni tanta prohibición, ni tanta multa... supongo que allí estará todo menos frito. Si un día lo visito ya os contaré.
¡Hasta otro rato gente!

Un billete al invierno, por favor

Un buen día, hace ya muchos años, y vete tú a saber debido a qué, decidí que si tenía la oportunidad tenía que pasar un tiempo en Australia. Desde entonces esa idea ha estado rondando por mi cabeza, con mayor o menor intensidad... hasta que la oportunidad llegó. Leí mi doctorado, acabé mi contrato con la Complu, encontré la compañía perfecta para cumplir mi sueño y con la excusa de una oferta de trabajo como investigador en la University of Melbourne llené mis petates y aquí me planté, en las Antípodas.

Todo esto ya lo sabe todo quien me conoce, pero como no sabía muy bien cómo comenzar esto, lo escribo que siempre queda muy arregladito presentarse uno mismo. Siguiendo varias sugerencias de varias fuentes distintas, y después de escribir el vigésimo mail contando lo mismo con diferentes palabras me decidí a comenzar este blog sobre mis andanzas por estos mundos de Dios. Hoy estoy en Melbourne, a la espera de que me digan el veredicto de mi entrevista de trabajo para ese puesto en la universidad (entrevista de la que un día hablaré con calma). Si me lo dan, aquí me quedaré un tiempito. Y si no, otro sitio habrá para mí en el mundo. De todo, mientras tenga ganas, tiempo y conexión a internet, iré escribiendo por aquí.

Ya nos vamos leyendo.

¡Un abrazo gente!